El Puente Colgante
Guecho-Portugalete (Vizcaya)
El desarrollo industrial y el turismo a final del S.XIX en la ría de Bilbao hicieron evidente la necesidad de unir ambas orillas. El empeño personal del arquitecto vasco-francés Alberto Palacio consiguió unirlas, al tiempo que diseñaba un puente modélico, que hoy en día es Patrimonio de la Humanidad.
INTRODUCCIÓN
La ría de Bilbao, formada por las desembocaduras del Nervión y el Ibaizábal, es muy larga y ancha. Desde Bilbao hasta su desembocadura hay 23 Km con una anchura en algunos puntos de casi 300 m. Eso significa que, si un vecino de Santurce quisiera ir a Las Arenas, tendría que hacer casi 30 kilómetros, estando ambas separadas por apenas unos metros.
La opción de construir un puente era bastante complicada, ya que la ría de Bilbao ha tenido hasta hace apenas unas décadas mucho tráfico de barcos mercantes, que iban ría adentro hasta Bilbao. Y no precisamente pequeños.
A finales del S.XIX, el arquitecto Alberto Palacio Elissague consiguió convencer a varios empresarios, entre ellos a Santos López de Letona, para que invirtieran en la construcción de un puente que cruzara la ría de Bilbao. Dicho puente, además de unir ambas orillas, tenía que ser transitable por vehículos y personas y no interrumpir el tráfico de barcos a través de la ría.
EL PUENTE ORIGINAL. PALACIO Y ARNODIN
El punto elegido por Alberto Palacio para situar el puente fue al final de la ría, muy cerca de la playa de Las Arenas. Tras descartar todos los posibles modelos de puente, decidió construir una estructura con una barca colgante, que se desplazara de orilla a orilla. La realización del encargo se la hizo al ingeniero francés Ferdinand Arnodin, con quien ya tenía apalabrado el diseño. Las obras comenzarían en 1890 y finalizarían tres años después, tras numerosos problemas de sobrecoste. El 28 de julio de 1893 fue inaugurado el primer puente transbordador colgante del mundo y que sería el modelo de otros puentes similares, de los que apenas se conservan hoy en día 8.
El puente estaba formado por cuatro torres de 61m de altura, dos a cada lado de la ría, con un tablero, o travesaño de 160 m de longitud, situado a 45 m de altura sobre pleamar. El travesaño tenía un canto de 2m de altura, con estructura de cruces de San Andrés, que soportaría los raíles de la barcaza. El puente se sustenta mediante tirantes (cables de acero que parten de la torre) y péndolas (cables que parten verticalmente del cable de sujeción principal). El puente completo se sustenta mediante ocho cables (cuatro a cada lado), que terminan en un bloque de cemento a cada lado. La estructura de las torres se sujetan a tierra además mediante cables paralelos a la ría.
El puente se llama «colgante» no por la barcaza que cuelga de unos raíles en el travesaño, sino por el propio travesaño que une las torres, que colgaba de los cables mediante los tirantes y péndolas.
Durante la Guerra Civil, el 16 de junio de 1937, el batallón de ingenieros del Ejército del Norte republicano, dinamitaron todos los puentes de Bilbao. En el caso del Puente Colgante, dinamitando el cable de sujeción del travesaño de Guecho. Eso hizo que la pasarela cayera a la ría, inutilizando el puente y el acceso por barco hacia Bilbao. Lo único que se pudo reutilizar fueron las cuatro torres.
Por cierto, es muy curioso cómo en algunos sitios se oculta la destrucción por parte del ejército republicano (¿qué dirían si hubiera sido el ejército nacional el destructor?). Este pasaje es de la propia web de la empresa del transbordador.
Recuerda mucho un sketch de José Mota en el que decía «alguien ha robado algo y ese alguien es de algún partido político».
EL PUENTE NUEVO. JOSÉ JUAN-ARACIL
Si el intentar ocultar la destrucción llama la atención, es increíble la ocultación del que rediseñó y reconstruyó el Puente Colgante, tal y como nos ha llegado a nuestros días: el ingeniero José Juan-Aracil Segura. Juan-Aracil (en muchas páginas aparece erróneamente su apellido como sólo Aracil) nació en Alcoy en 1905 y se graduó en la Escuela de Caminos de Madrid con el número 1 de su promoción. Sus dos obras más conocidas son el Viaducto de Segovia de Madrid (1934) y, por supuesto, el Puente Colgante de Vizcaya.
Para el Puente Colgante propuso eliminar los tirantes (suponían una dificultad para el cálculo de tensiones) y dejar únicamente 70 péndolas, aumentar el canto de la pasarela a 3 m, cambiar el mallado a uno tipo Warren en W, nuevos rieles, motores, barcaza y muelles. Vamos, que lo único que quedó del puente original fueron las torres y, por supuesto, el espíritu.
Estos cambios iban en línea con lo que se estaba haciendo en el mundo con puentes similares, ya que presentaban problemas de rotura y mantenimiento. De nuevo, es muy curioso consultar la página del Puente Colgante, en el que después de decir que «Las dos únicas modificaciones de importancia respecto al diseño original se refieren a la viga y su sistema de suspensión«, pasan a detallar cómo lo único que no se rediseñó fueron las torres. Debe haber poderosas razones para que parezca que el puente actual es el que construyó Palacio.
A diferencia del puente original, en el que la mayoría de ingenieros como empresas participantes fueron francesas, en este nuevo proyecto los participantes fueron españoles y empresas acereras vascas, lo cual hace más llamativo el silencio sobre el puente nuevo de José-Aracil. El nuevo puente se terminó de construir en 1941, tan sólo 2 años después de finalizada la Guerra Civil y fue inaugurado por el entonces Ministro de Obras Públicas, Peña Boeuf.
Reacondicionamiento
En 1994 caducó la concesión inicial de explotación por 100 años y se abrió un nuevo concurso que ganó la empresa El Transbordador de Vizcaya S.L. Entre las acciones de mejora que acometieron estuvo la renovación de la barcaza, que sería la quinta que ha tenido el Puente Colgante.
La nueva sociedad también instaló ascensores y habilitó una pasarela en el travesaño superior en 1999, para que funcionara como atracción turística. También en 2010 se pintó de color rojo óxido para disminuir las dilataciones por calor durante los días soleados.
La barcaza actual se mueve a través del raíl mediante una estructura de 36 ruedas con 12 motores eléctricos. La duración del trayecto es de un minuto y medio y, en cuanto a su capacidad, puede llevar a 6 vehículos, 6 motocicletas y 200 pasajeros. El Puente Colgante está abierto las 24 horas, los 365 días del año.
En el año 2006 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, por ser una obra pionera en el uso del hierro y de cables de acero.
¿ CÓMO LLEGAR ?
Llegar al Puente Colgante es muy fácil. Sólo tienes que ir desde Bilbao hacia la desembocadura de la ría por cualquiera de las dos orillas. Sin embargo, te recomiendo que cojas la línea 1 del metro y te bajes en la parada de Las Arenas (Areeta), si es que te decides por la margen derecha, o la línea 2 y te bajes en Peñota, si quieres ir a Portugalete.
¡Importante! Elige un día que no haya viento, porque en ese caso pueden cerrar los ascensores.
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LA VISITA AL PUENTE COLGANTE
Es difícil no encontrar el Puente Colgante, o Puente de Vizcaya, que ése es su verdadero nombre. La silueta que dibuja al final de la desembocadura de la ría, en lo que se nomina el Abra, es inconfundible.
De camino hacia el puente, fíjate en las sujeciones de las torres, que estabilizan horizontalmente las dos torres de cada lado.
El viaje
Lo primero que tenemos que hacer es sacar el tique en las máquinas. El precio oscila entre 0,75€ y 1,5€, aprox. Una vez comprado, podemos pasar los tornos automáticos y acceder a la barcaza.
En el siguiente vídeo puedes ver el recorrido de la barcaza, que apenas tarda minuto y medio en llevar los pasajeros de un lado a otro.
El ascensor
Aunque tras la última reforma se colocaron ascensores en ambas torres, normalmente sólo dejan uno en uso. En mi caso fue el de Portugalete. ¡Importante! No subas si tienes vértigo.
Ya en la plataforma superior, echa un vistazo en dirección Portugalete, en concreto hacia los cables de sujeción del puente y su encastre en el bloque de cemento.
La pasarela por la que vamos a ir cruza todo el travesaño del puente de un lado a otro y está totalmente protegida en los laterales, no sólo para evitar accidentes, sino para evitar también cualquier acto voluntario.
Lo primero que nos tenemos que fijar es en el propio tablero. Tal como te conté en la Introducción, José Juan-Aracil tuvo que eliminar el tablero con estructura de cruces de San Andrés y sustituirla por otra en W, 1 metro más alta que la original. También eliminó los tirantes oblicuos, ya que suponían una complicación para realizar los cálculos y son propensos a roturas. El resultado fue un puente mucho más sencillo e igual de robusto.
Los propietarios del puente han tenido el acierto de documentar muy bien las características del Puente Colgante, que podrás ver en multitud de carteles a lo largo de la pasarela. Por supuesto, las vistas que tienes desde aquí son espectaculares.
Ya en la parte que mira a Guecho se encuentra la antigua sala de control. Desde aquí se accionaba la barcaza día y noche. El motivo de que estuviera tan elevado es que había que dar prioridad a los barcos y, gracias a su altura, podía verlos de lejos.
También desde la pasarela de Guecho podemos ver el enganche de los cables de sujeción. En este caso está casi oculto entre los edificios del pueblo.
Tanto en la pasarela, como en el exterior de Guecho, se ha tenido el acierto de colocar diversas piezas preservadas de la anterior barcaza, sustituida en 1999.
Por último, es curioso el tema de los reconocimientos. A José Juan-Aracil, diseñador y constructor del Puente Colgante tal como lo conocemos, no se le ha puesto ni un detallito. Mal.
Ferdinand Arnodin, constructor contratado por Palacio, y creador del sistema de sujeción por cables, tiene una placa en una de las torres.
Por su parte, a Alberto Palacio se le erigió en 1956 una escultura por parte de los ayuntamientos de Bilbao, Guecho y Portugalete, que se situó en la orilla de Guecho.
Sin embargo, se ve que al Alcalde de Portugalete le pareció mal que la estatua estuviera en tierra de sus vecinos y decidió encargar al escultor ghanés, afincado en Portugalete, Bukari, otra estatua en homenaje a Palacio. El resultado, tal como indica alguno, es «poco honroso» (a mí me recuerda al Kaiser Guillermo tocando la lira).
En cualquier caso, el Puente Colgante es una obra de ingeniería maravillosa, patrimonio de la humanidad y con unas vistas espléndidas de la ría. No te lo pierdas si vienes a Bilbao.
¿ QUIERES SABER MÁS ?
Si quieres aprender más sobre el Puente Colgante puedes consultar lo siguiente:
- Hay muchas webs que cuentan la historia del Puente Colgante. Además de la página oficial, puedes echar un vistazo a Rojocangrejo, la Wikipedia, AVPIOP, o IngenieriaCivil.
- Algo más técnico, puedes consultar buscando en Internet: M. Aguiló («El proyecto de liquidación de las obras del Puente de Vizcaya»), A. Pérez Trimiño («Puente Vizcaya, de una idea en papel a una realidad en tierra firme») y V. García Lozano (tesis doctoral «La ingeniería de caminos durante la Guerra Civil Española»).
- La documentación aportada por la sociedad gestora del puente para la declaración de Patrimonio de la Humanidad es tremendamente amplia y exhaustiva.
IMÁGENES
Todas las fotografías han sido tomadas por el autor de este blog, o proceden de los folletos del propio Puente Colgante, excepto las siguientes:
(1) – De Bernardo Rico – (1893-08-22). "D. M. Alberto de Palacio". La Ilustración Española y Americana XXXVII (31): 104. ISSN 1889-8394., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=62391793
(3) – De Tamorlan – Trabajo propio, CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=7872039
(c) – Guía del Turista Friki – Miguel del Pino – 2022
Fantástico reportaje.
Muchas gracias María.